Introducción
Isabel, madre de tres hijos, nunca imaginó que su cumpleaños marcaría el inicio de una cadena de acontecimientos que transformaría su vida por completo. Su marido, Daniel, le había hecho un regalo insólito: una prueba de polígrafo para “demostrarle” que siempre decía la verdad. Aunque lo aceptó con dudas, algo en su interior le decía que no era un gesto de amor, sino de manipulación. Daniel solía menospreciarla y acusarla de inventar cosas.
Primera toma de contacto con el caso: una entrevista
En la primera reunión, Daniel se mostró confiado, incluso arrogante. Dijo que quería “cerrar de una vez las discusiones inútiles”. Isabel, en cambio, estaba nerviosa, hablaba con cautela, y tenía la mirada de quien ha aprendido a medir cada palabra. Aun así, aceptó someterse a la prueba sin condiciones. Yo le ofrecí que fuera él quien pasara la primera ronda, y aceptó… al principio.
Diseño del cuestionario: claves y control
El objetivo era detectar si Daniel había sido infiel o si ocultaba aspectos importantes de su vida. Alternamos preguntas clave con preguntas de control para establecer un patrón confiable.
Preguntas de control
- ¿Alguna vez has mentido a Isabel?
- ¿Has tenido secretos en tus relaciones anteriores?
- ¿Te arrepientes de algo en tu vida conyugal?
Preguntas clave
- ¿Has sido infiel a Isabel en el último año?
- ¿Has tenido contacto íntimo con otra persona durante vuestro matrimonio?
- ¿Has ocultado información relevante que podría dañar vuestra relación?
- ¿Has agredido verbal o físicamente a Isabel?
Instalación del polígrafo y calibración
Daniel se sentó frente a mí, inicialmente tranquilo. Le colocamos los sensores de respiración, presión arterial y conductancia galvánica. Iniciamos con preguntas neutras:
- ¿Te llamas Daniel?
- ¿Hoy es tu cumpleaños?
- ¿Estás sentado ahora mismo?
Estas preguntas ayudan a establecer su línea base fisiológica antes de comenzar con el cuestionario real.
La sesión: entre evasivas y tensión creciente
Desde las primeras preguntas, Daniel mostró respuestas fisiológicas anómalas. Aumentos en la presión, respiración alterada y sudoración intensa aparecían en las preguntas clave. Su comportamiento también cambió: se volvió cortante, defensivo y comenzó a cuestionar el proceso.
Tras la primera ronda, Isabel, más tranquila de lo esperado, insistió en que se repitiera la prueba para evitar errores. Los resultados fueron exactamente iguales.
El resultado: la verdad desvelada
El informe fue claro: Daniel no decía la verdad en varias preguntas clave, especialmente sobre la fidelidad y los episodios de agresión. Además, su comportamiento fuera del protocolo, especialmente tras la segunda prueba, levantó señales preocupantes.
Resolución final
Días después, Isabel me contactó de nuevo. Daniel había comenzado a amenazarla, nervioso por lo revelado en la prueba. Esta vez, Isabel no dudó. La prueba no solo le mostró la verdad, sino que le dio el valor que necesitaba para protegerse a ella y a sus hijos. Inició medidas legales y se rodeó del apoyo necesario.
Epílogo
Algunas verdades duelen, pero también liberan. Este caso demuestra cómo el polígrafo, bien aplicado, no solo revela hechos, sino que puede salvar vidas. Isabel no necesitaba pruebas para saber lo que sentía, pero las necesitaba para actuar con fuerza.